Vigías de Piedra sobre la Ciudad de México
Vírgenes, santos, ángeles y frailes, vigilan los pasos de los citadinos en su ir y venir diario. Era común en época virreinal, que se comentara que el diablo y algunos seres nocturnos rondaran las calles de la capital de la Nueva España, es por esto que, desde lo alto de las antiguas casonas, estos protectores actuaran para prevenir cualquier acercamiento de estos entes malignos a la casa y a sus habitantes. En el Centro Histórico, encontramos una gran cantidad de hornacinas o nichos de protección. Una de las tantas cosas que me llaman la atención en el Centro Histórico de la ciudad de México, son estos decorados que se colocaron a lo largo de los siglos en las fachadas de casas, mansiones, palacios y templos. Son adornos que se van formando al usar piedras de distinto color, como es el caso de esta cruz que fue hecha en tezontle rojo y otra piedra volcánica de color negro. Las cruces, evidentemente, se colocaban como protección, como bendición para los moradores de ese sitio.
En los 4 cuadrantes principales de la Ciudad de México, encontramos estos elementos que generalmente se ubican en las esquinas de las grandes casonas y palacios virreinales, y es que, era bastante común encontrar figuras de santos y ángeles en estos nichos que coronaban lo alto de los espléndidos edificios.
Más que un elemento ornamental, estas hornacinas están consagradas a diferentes vírgenes y santos como medio de protección del hogar, y obviamente de las personas que ahí habitaban; tienen una iconografía muy rica, mezclando estas esculturas con algunos elementos sobre todo, de las tres órdenes clásicas en la arquitectura europea (dórico, jónico y corintio).
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