Autos de Fe y quema de códices en Maní

    Algunos investigadores ubican la fundación del pueblo de Maní a mediados del siglo XV, después de la destrucción de la famosa ciudad maya de Mayapán, donde Tutul Xiu había establecido la corte de su poderoso reino. El convento de Maní, tercero en antigüedad en esta región, se fundó en 1549, dos años después de haber empezado la evangelización de los indígenas mayas.

    Fray Diego de Landa llega a Yucatán en 1549 y es nombrado ayudante del guardián de Izamal. En 1552 adquiere ya el título de guardián y se le es encomendada la tarea de construir un convento que sustituya a las chozas en que habitaban los franciscanos. En 1556 era custodio de Yucatán y primer definidor de la Provincia dentro de la orden franciscana. Cuando Yucatán y Guatemala formaron una sola provincia, fray Diego fue nombrado Provincial de la misma en 1561 y se le tenía considerado por hombre virtuoso y prudente.



    A pesar de las fuertes campañas de conversión, la antigua religión de los mayas no había desaparecido y sólo se encontraba escondida entre edificios en ruinas pero aún más entre el pensamiento de su gente. Landa citaba y reprobaba en 1558 esta situación que tendría su punto culminante en 1562 cuando llega a Maní y constituye un tribunal religioso al que pronto convierte en Inquisición ordinaria. Los interrogatorios a los mayas condujeron al decomiso de sus imágenes y elementos sagrados dentro de su cosmovisión.

    En junio de 1562, siendo Landa provincial primero de la comarca yucateca se descubre un “adoratorio” clandestino donde los mayas protegían sus creencias, ritos y su historia. Una vez enterado Landa y apoyado por el alcalde mayor toma por asalto el lugar, lo destruye e inicia juicio inquisitorio contra los mayas que fueron ahí capturados. Tras el interrogatorio y tortura se realizó un gran Auto de Fe en Maní el 12 de julio de 1562 en que Landa hizo quemar unos 5000 elementos de la cultura maya, códices y objetos sagrados. Ya en 1558 había realizado una dura expedición punitiva en Chichen Itzá y arrojado al Cenote Sagrado un valioso número de objetos sagrados tratando de desacreditar este lugar como sitio de veneración y peregrinación de la religión maya. Su excesivo celo y crueldad provocó la indignación de sus colegas y es acusado ante el rey y el Consejo de Indias por crear temor en la población e irritar a los indígenas y colonos.

    Durante su defensa en España, Landa logra publicar un libro donde relata aspectos de la cultura maya mediante la interpretación desde su punto de vista de ciertas costumbres y formas culturales como el lenguaje y la escritura, que, en ningún caso, logran compensar el daño realizado al quemar los códices y elementos auténticos del saber mesoamericano. Fue finalmente absuelto y después nombrado obispo de Mérida, condición bajo la cual regresó a Yucatán en 1572.



Recomendaciones bibliográficas:


El auto de fe o choque de dos culturas, Carlos Armando Dzul Ek.

El auto de fe en el proceso inquisitorial, Alicia Gojman Goldberg.

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